martes, 28 de agosto de 2012

MANOLO: SIEMPRE ESTARAS CON NOSOTROS

El día 7 de junio nos levantamos con la triste noticia de que un compañero y amigo nos había dejado para siempre. Ese día, todos los que compartimos algún momento con él nos encontramos con que habíamos perdido una parte de nosotros. Nos dejaba uno de los nuestros, socio fundador de la ACEF y espejo donde mirarnos todos los entrenadores de Fútbol, respetado por todos y admirado por muchos, sobre todo por su carisma y humanidad.
 
Hoy nuestro compañero y amigo, Manolo Preciado, cumpliría 55 años (Astillero, 28/08/1957) y qué mejor manera de recordarle que extraer un par de páginas del libro, el cuál recomendamos su lectura, "Mañana, saldrá el sol: Manuel Preciado, una vida en cinco años", en las cuáles se muestra cómo con sus actitudes dignificó la profesión de Entrenador de Fútbol, cómo fue uno de los artífices de la creación de la Asociación Cántabra de Entrenadores de Fútbol (ACEF) y lo gran compañero, amigo y persona que era.
 
 
 



 
 

MAÑANA, SALDRÁ EL SOL: MANUEL PRECIADO, UNA VIDA EN CINCO AÑOS
 
AUTORES: Javier Barrio Iglesias y Carlos Andrés Llamas
Ediciones Seronda, S.L.
Primera Edición: noviembre 2011, 240 págs.
 

Págs. 86-88.-En el cielo del fútbol. Temporada 2008-2009
 
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Durante su etapa como futbolista, Preciado no había dejado los libros. Eso sí, había aparcado la carrera de Medicina al salir de Santander, ya que la facultad más próxima a Linares estaba a una distancia que superaba los 300 kilómetros. Pero aprovechó el tiempo libre que le dejaba el balón para coquetear con Filosofía y Letras en Ourense e incluso con Psicología. “Siempre he tenido inquietudes”, concluye. Sobre todo, aprovechó los días para cubrir todas las etapas previas al título nacional de entrenador.
Cuando regresó a Cantabria, únicamente le faltaba por adjuntar a su currículo el título nacional. Era el último peldaño formativo y burocrático que había de subir un entrenador que aspiraba, como él, a vivir del fútbol en un futuro. El paso final, que aún no se podía dar en Santander, se le resistió por la distancia y por el tiempo. Preciado, que trabajaba en todo lo que se le presentaba para mantener a su familia y conservar vivo el sueño de ser técnico, no podía permitirse hacer las maletas y marcharse una temporada a Madrid para conseguir la titulación. Esa circunstancia le limitó tremendamente durante sus primeros años en los banquillos, en los que logró tres ascensos a Segunda División B.
Con el filial del Racing de Santander consiguió dos y con la Gimnástica de Torrelavega, el tercero. Pero no pudo disfrutar de ninguno de ellos. Ni experimentar la gratificante sensación de ver cómo un proyecto evolucionaba. El ascenso a una categoría semiprofesional le dejaba fuera de forma automática. La Burocracia le impedía crecer. Debía cambiar de aires con la promoción del equipo o, si tenía suerte de mantenerse en el mismo club, cambiar de puerta en el vestuario, como sucedió cuando llegó al Racing, por mediación del presidente de entonces, Manuel Huerta, y ascendió con el filial a Segunda B: “¡Me faltaba siempre el maldito título! Subía y me tenía que ir del equipo. Me fui a entrenar al juvenil, aunque fue sólo por un año. La temporada siguiente regresé al filial, que había descendido, y logramos el ascenso de nuevo”.
La oportunidad se le presentó por fin en el año 2000, en el inicio del nuevo milenio. El nombre de Manuel Preciado apareció en la lista de los que aprobaron aquella segunda promoción del título nacional en Cantabria. Preciado, Quique Setién y Pedro Alba, entre otros, habían peleado mucho para que Santander pudiera atender y cubrir las necesidades de los entrenadores de la región. “Manolo dio ahí buena cuenta de su faceta reivindicativa. Siempre ha sido así: abogado de los pobres y de las causas que creía justas”, explica Manuel ‘Lolo’ Samos, uno de los mejores amigos del cántabro y que también formaba parte de aquella generación de técnicos que validaron los estudios en su Cantabria natal.
Posteriormente, Preciado, que siempre ha estado un poco reñido con la inmovilidad, fue uno de los artífices de la consolidación de un movimiento que ya llevaba mucho tiempo gestándose en Santander. El carismático preparador montañes fue cofundador y secretario de la Asociación Cántabra de Entrenadores de Fútbol (ACEF).
Todavía se deja ver por allí, aunque su agenda es cada día más apretada y los compromisos se le multiplican. Aparece algún lunes bien entrada la tarde, cuando la asociación se reúne y el técnico de Astillero aprovecha el descanso que suele otorgar a sus jugadores el martes para desplazarse hasta Santander y reunirse con su gremio de paisanos. “La creamos para ser escuchados y tenidos en cuenta, para que los entrenadores tuviéramos voz. Todos los lunes nos reunimos y Manolo, cuando está en Cantabria, se acerca a vernos y participa. Luego vamos a cenar o lo que sea, y pasamos un rato agradable hablando de fútbol. Manolo, pese a que es un entrenador consolidado en Primera División, escucha a todo el mundo y aprende hasta de los entrenadores de Regional. No somos profesionales, pero apreciamos otras cosas en el fútbol y, de alguna manera, le enriquecemos”, apostilla Samos, que atesora una larga tradición por los banquillos cántabros.
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Pág. 179 – Palabras de Luis Aragonés sobre Preciado.
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Manolo es encantador. Escribo sobre un amigo. Yo, por mi forma de ser, no suelo tener mucho contacto con casi nadie. Pero esto no quiere decir que no tenga siempre en mi pensamiento a algunas personas. Él es una de ellas, está en mi mente. Tampoco soy de llamar o hablar mucho con la gente. Con Manolo es diferente. Tenemos una gran relación, aunque ahora menos, porque yo estoy fuera del fútbol.
Como deportista aporta unos grandísimos valores. Manolo Preciado ha ayudado mucho a los entrenadores españoles. Antes no estábamos bien vistos y ahora nos llaman desde fuera, nos quieren en todas partes, y Manolo ha contribuido a este logro.
Cuando jugué contra sus equipos, sin tardar me di cuenta de que me medía a un gran profesional, a un técnico que estudia perfectamente a los rivales, que sabe cómo tiene que jugarle a cada contrincante. Su trabajo en los banquillos es excepcional. Lo ha demostrado en todos los equipos en los que ha estado. Manolo Preciado es un triunfador, uno de los mejores entrenadores del fútbol español. Y un buen ejemplo para todos los técnicos.
Luis Aragonés
 
Págs. 181-182 – Palabras de Vicente del Bosque sobre Preciado.
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Manolo dignifica la profesión de entrenador. Además de con su trabajo en el terreno de juego, con otras facetas alrededor del banquillo. Siempre habla bien del resto de compañeros. No sólo con palabras sino, lo que es más importante, con gestos de cariño y de verdadero aprecio que reflejan que las palabras no son vanas.
Y si alguna vez, pocas, tiene que criticar algo que no le gusta, incluso de sí mismo o de su equipo, lo hace desde la honestidad y la sinceridad. Pero, sobre todo, sin acritud y sin sumarse a la crítica simplemente porque sea lo que se estila en ese momento. No le importa nadar contra corriente para defender a un compañero si cree que es de justicia hacerlo.
Por todo ello, en definitiva, creo que es un ejemplo a seguir.
Vicente del Bosque


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